Pues fue todo muy raro, porque yo iba caminando como normalmente lo hago por el bosque, estaba paseando a mis perros y note que en especial esa noche estaban un poco más inquietos de lo normal. Por más que quería, no lograba que dejaran de jalonear la correa, y siempre con dirección a cierta parte, de la que luego me fije que venía una luz algo extraña. Era una noche de fin de semana, casi no tenía nada que hacer, tenía tiempo y un poco de frio, pero no me importo porque de todas maneras me decidí a dejar que los perros me llevaran hasta esa luz. Al ir caminando note que entre más me acercaba, más caliente se sentía el ambiente, y más alterados se ponían mis amigos de 4 patas. Árbol por arbol fui pasando y cada vez sentía un nervio más grande, pues empezaba a hacer aire, y las ramas se me venían hacia la cara. Al faltar alrededor de 100 metros para llegar al punto de divisar el origen de dicha luz, tome las correas de mis perros y las atore en unas ramas que me quedaron cerca y me parecieron suficientemente resistentes como para aguantan los jaloneos. No me di cuenta de que fui engañado por mi vista, y en lugar de estar a unos 100 metros, en realidad estaba como a un kilometro de mi destino, pues, estaba en una cierta clase de levantamiento que hacía ver la luz más cerca, pero camino abajo se extendía todo un campo de cultivo de maíz alto que se interponía entre la luz y yo. Pensando en que todo iba a estar bien, y que el dueño de ese terreno no iba a salir a amenazarme con su escopeta, recogí un pedazo estorboso de mi gabardina y pase por entre los cables con púas que delimitaban la propiedad. Me abrí paso por entre las filosas hojas de aquellas plantas procurando que no hirieran mi rostro. Al ir caminando por entre la tierra y los pequeños granos de maíz tirados en el piso, recordé que cuando era pequeño, me había metido a un campo parecido y había terminado con los brazos, el cuello, las mejillas y las piernas rasguñadas porque me persiguió el perro del dueño, y en mi desesperación por huir tropecé y caí en una pequeña pila de piedras que me provocaron dichas heridas. Cuando menos lo acorde, estaba a 10 metros de esa luz, y pensé que por fin mi curiosidad iba a ser apagada, eh iba a regresar con mis perros a mi casa a dormirme. Al llegar me di cuenta de que era un tipo de esfera de aluminio, pero no como las que se cuelgan en los árboles navideños, esta era más grande, un poco alargada como un ovalo, y con una palabra escrita en un idioma que ni siquiera pude saber si era de este planeta. Mi inconveniente duda acerca de que era, me convenció de tocarla. Me arrepentí al primer instante pues estaba muy caliente y me queme. Quise rodearla y al llegar justo a la parte trasera, se encontraba una puerta y un ser muy raro estaba bajando de esa cosa. Se acerco a mí y me dijo – ¿Que eres? – ¿Que eres tú? – conteste yo con un tono un tanto grosero, por lo que me disculpe. – perdona, lo que pasa es que nunca había visto algo como tú, y para serte franco tengo un poco de miedo. – creo que se cómo te sientes – me dijo como queriéndome causar algo de confianza – yo también tengo miedo, me resultas un tanto extraño. – De repente empezó a saltar muy alto, así que empezó a saltar yo también, pero no sabía muy bien porque, y como era de esperarse, pregunte – ¿por qué saltamos? – no es intencional si a eso te refieres, no puedo mantener mis pies sobre la tierra. – aaa eso es facilísimo, mira… - tome su mano y la senté en el suelo, y para que no hubiera diferencia de altura, me senté también. Por más que quería distraer mi mente en otra cosa que no fuera su rostro, no lo lograba conseguir. Note que estaba moviéndose mucho como buscando algo, y cuando lo vio y lo señalo, me levante lo alcance y se lo traje, hizo algo extraño con él, se comunico a una "base" por medio de un pequeño cuadrito negro y me dijo que se tenía que ir. Como regalo de despedida me beso, subió a la esfera blanca y se fue. Subí corriendo la colina más alta que logre ver, y vi que se dirigía a esa estrella azul que mi madre solía llamar "tierra". Como me gustaría estar en la tierra.
Era parecido a mí, solo que era más alto, su piel parecía de una textura más suave, el pelo era sedoso, abundante y largo. Su rostro era exquisito, de una complexión un tanto delgada, con mejillas rosas, ojos negro profundo, y labios delgados y rojos que llamaban mi atención.
Aimer.
Zen-dero
Hace 9 horas
3 Me dijeron:
Buena historia, fuera de este mundo, literal. Habrá que corregir algunas cosas.
Es todo, un abrazo Jalea.
ashhh lalin shh acepta las imperfecciones en eso consiste la felicidad
Nice, nice, nice...
I liked the new desing you made for your place. Looks cozy...
I wish we were all on Earth, but here in the blog world, nobody can go back...
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